Sabes que se te da bien la cocina y que puedes hacer cosas muy creativas.
El problema es que necesitas más tiempo para practicar, investigar y probar nuevos métodos.
Sufres buscando una receta.
No puede ser demasiado sencilla y tampoco demasiado complicada.
Te entiendo. 😉
Empecé a escribir el post sobre la tarta de limón y queso para presentarte una receta fácil, rápida, bla, bla, bla…
Estaba equivocada.
En realidad esta tarta de limón y queso es una receta creativa.
«Todo niño es un artista, el problema es seguir siendo un artista cuando creces»
Pablo Picasso
Qué razón tenía el Sr. Picasso, ¿dónde nos dejamos al pequeño artista?.
Ahora todo son prisas, casi no hay tiempo para cocinar, no hay tiempo para crear.
No lo hago, mejor lo compro. Acabo antes.
¿Quieres que te de un consejo?.
Dedícate media hora y despierta al niño creativo que aún llevas dentro.
Haz la prueba con la tarta de limón y queso.
Sale genial, te doy mi palabra.
Vale Tere, entonces … ¿Seré una persona más creativa por seguir tu receta?.
En realidad, lo que yo te doy es un lienzo en blanco (con sabor a limón).
Tú te vas a encargar de pintarlo. 😉
Te dejo algunas sugerencias en Notas de la Receta
Tabla de contenidos
Una tarta de limón y queso fresca y veraniega
Una vez más me fui por los cerros de Úbeda sin darte ni una sola explicación sobre la tarta de limón y queso.
El nombre ya da una pista importante sobre el sabor pero, ¿qué hay de la textura?.
Solo te digo que es fantástica.
Cuando la mayoría de las tarta de este tipo llevan la nata en líquido yo decidí montarla y modificar un poco la textura.
Quería lograr un bocado especial, similar a una mousse.
Y, ¡vaya!… ha quedado genial.
El zumo de limón le aporta frescura y reduce un poco el sabor dulce, pero solo un poco, no quiero que pienses que es una tarta amarga.
Nada más lejos de la realidad.
Y por encima, una tarta sin horno
Todo son ventajas.
Al menos es lo que pienso yo de las tartas sin horno.
Consigues un postre fabuloso sin depender del amigo horno, este que a veces decide hacernos la vida imposible.
La gelatina es el otro ingrediente mágico de la tarta.
No hay fallo si dominas la técnica.
Si no la dominas, no sufras, yo te la explico.
La gelatina en hojas necesita dos cosas básicas. Primero agua fría para hidratarse y luego una mezcla caliente para disolverse.
El tiempo de hidratación tiene que ser el que indica el fabricante, normalmente unos minutos para que las hojas no pierdan su forma.
Cuando estén hinchadas, retira las hojas del agua y escúrrelas con la mano.
Es el momento de añadir las hojas a la mezcla caliente (nata, zumo, mermelada).
La clave es remover bien y conseguir que las hojas se desintegren sin dejar rastro.
Esta técnica vale para todas las tartas sin horno que puedas imaginar.
Paso a la receta, más abajo tienes el vídeo donde verás un resumen de todos los pasos a seguir para hacer esta cheesecake tan especial.
Receta de la tarta de limón y queso

- 140 grs. de galletas tipo María.
- 50 grs. de mantequilla fundida.
- 200 ml. de nata líquida (35% de materia grasa).
- 300 grs. de queso crema.
- 120 ml. de zumo de limón.
- 120 grs. de azúcar.
- 8 grs. de gelatina (5 o 6 hojas dependiendo de la marca).
- Arándanos congelados para decorar.
Tritura las galletas y mezcla con la mantequilla fundida hasta formar una pasta.
Forra con papel de horno un molde de 18 cm.
Forma la base aplastando las galletas con un vaso para que quede uniforme.
Congela durante media hora.
Monta la nata, bien fría, con la mitad del azúcar.
Bate en otro recipiente el queso crema y la otra mitad del azúcar con unas varillas.
Mezcla la nata montada con el queso y reserva.
Pon las hojas de gelatina a remojo en agua fría.
Mientras, calienta el zumo de limón sin que llegue a hervir.
Escurre la gelatina y añade al zumo de limón caliente.
Con unas varillas remueve fuerte hasta que la gelatina desaparezca.
Incorpora el zumo a la mezcla de nata y queso.
Bate a mano con unas varillas hasta que el líquido quede perfectamente integrado.
Vuelca sobre la base de galletas y deja que repose en el frigorífico durante 3 horas.
- Desmolda con cuidado y decora con los arándanos congelados.
- Antes de lanzarte a lo loco con el pincel, piensa en la base de la tarta, que es el limón.
- Busca unas frutas que peguen bien con este sabor. Fresas, frambuesas, moras, arándanos o grosellas hacen buen contraste y son un auténtico despliegue de color.
- El toque verde se lo puede dar la menta. Unas hojitas bien colocadas le darán aroma y más frescura, garantizado.
- Flores comestibles, granada, ralladura de limón o de lima, higos, el límite lo decides tú.
Vídeo receta
Me encantaría saber cómo has decorado la tarta.
Cuéntamelo en los comentarios.
Gracias.
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