Lo primero es sacar la mantequilla de la nevera con tiempo. Tiene que estar a "punto pomada", blandita y a temperatura ambiente.
Enciende el horno a 180º grados.
Pon en un bol la mantequilla, el azúcar, el huevo y la yema.
Remueve con una cuchara.
Añade la esencia de vainilla y una pizca de sal (opcional).
Pasa la harina por un colador o por un tamiz junto con la levadura química.
Incorpora la cucharada de leche y remueve hasta que la masa se despegue del bol.
Amasa en una superficie firme durante 5 minutos. Si la masa se pega a las manos añade un poco más de harina.
Forma bolitas con las manos y coloca en una placa sobre papel de hornear.
Si no tienes papel de hornear engrasa la bandeja con mantequilla.
Mientras la primera tanda está en el horno puedes aprovechar el tiempo para hacer las bolitas de la segunda hornada.
Para que las galletas salgan exactamente iguales pesa las bolitas de masa.
20 grs de masa por bola es la cantidad ideal.
¿No tienes báscula de cocina que pese en gramos?.
Pues aquí te dejo un enlace donde puedes comprarla por menos de 11€.
Yo le saco mucho partido a la mía, es imprescindible para hacer repostería.
Funde las pastillas de chocolate en el microondas, 10-15 segundos será suficiente.
Coge una bolsa de plástico (yo utilicé una para congelar alimentos) y recorta las esquinas inferiores en forma de triángulo. Así tendrás 2 mini-mangas pasteleras.
Vierte el chocolate derretido en cada una de las bolsitas, aprieta y pincha con un palillo.
Esparce el hilo de chocolate sobre las galletas formando rayas en el sentido que prefieras.
Puedes hacer galletas con un solo tipo de chocolate o combinar los dos.
En el vídeo puedes ver cómo decoré unas pocas galletas con chocolate blanco, a otras le puse chocolate con leche, y al resto le puse los dos.
Quedan muy vistosas.